Para que las cosas importantes sean eternas hay que apartar las prisas, arrojarlas al mar.
Llega el verano y lo detiene todo.
Son las pequeñas cosas y los buenos momentos los que convierten los días en algo memorable. Ese es el espíritu del verano, no crees? Convertir esos instantes en algo eterno.
Crea grandes momentos que eternicen el tiempo, sin limites entre noche y día, mar y cielo, amanecer y atardecer.
Ya sabes, hazlo eterno.
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