Panes elaborados sin gluten, sin lactosa y sin conservantes
El maíz es un grano saludable, naturalmente libre de gluten y fuente de fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes. Originario de América, es el alimento predilecto de las civilizaciones precolombinas y continúa siendo un cereal básico en la dieta de muchos países.
Se utiliza para producir una gran variedad de productos alimenticios como harina, tortillas, cereales, palomitas, aceite o jarabe, entre otros. Además, se utiliza en la fabricación de productos industriales como el almidón o el etanol.
Como todos los cereales, el maíz se compone principalmente de carbohidratos. El almidón es su carbohidrato principal y representa entre el 28 y el 80% de su peso seco.
También aporta una buena cantidad de fibra. Por ejemplo, una bolsa mediana de unos 112 g de palomitas de maíz contiene aproximadamente 16 g de fibra.
No es una gran fuente de proteínas; dependiendo de la variedad, el contenido oscila entre el 10 y el 15%.
El maíz puede contener una buena cantidad de vitaminas y minerales, pero depende del tipo. En general, el maíz popcorn es rico en minerales, mientras que el dulce tiene más vitaminas.
Existen numerosas variedades de maíz según los usos y las condiciones climáticas en que se produce. Algunas de las variedades más comunes son:
La degeneración macular y las cataratas se encuentran entre las discapacidades visuales más comunes. Las infecciones y el envejecimiento son las principales causas, pero la nutrición también puede desempeñar un papel importante.
La ingesta dietética de antioxidantes, particularmente carotenoides como la zeaxantina y la luteína, puede mejorar la salud ocular. Son precisamente los carotenoides más predominantes en el maíz (Abdel-Aal, Akhtar, Zaheer et al. 2013).
No obstante, hay que tener en cuenta que en la variedad de maíz blanco los niveles de carotenoides son generalmente más bajos.
El maíz tiene un alto contenido de fibra insoluble que ayuda a aliviar y prevenir los problemas digestivos.
La cantidad de fibra de una taza de maíz equivale al 18,4 de la cantidad diaria recomendada. Consumirlo ayuda a aliviar problemas digestivos como el estreñimiento o las hemorroides.
Al ser un grano integral, puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer de colon.
En un estudio con granos de maíz azul, rojo, amarillo y blanco los resultados indicaron que su consumo (especialmente de las variedades blancas y azules) disminuyó significativamente la incidencia de adenocarcinoma (hasta un 77,5%).
Además, se produjo una inhibición de la actividad β-glucuronidasa, e inducción de enzimas desintoxicantes en hígado y colon, así como una disminución de la expresión de las dos proteínas proliferativas más importantes (K-ras y β-catenina) implicadas en la carcinogénesis de colon (Reynoso, Guerrero, de Dios et al. 2015).
El contenido en vitamina E del maíz puede ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares, mejorar la función del sistema inmunológico y reparar el daño del ADN (Sheng, Li y Liu, 2018).
Las principales funciones de la vitamina E en el cuerpo humano son mantener la integridad de las membranas celulares y ser un antioxidante liposoluble (es decir, que se disuelve en grasas y puede almacenarse en el hígado y los tejidos adiposos).
Los cereales integrales tienen una amplia gama de fitoquímicos que presentan beneficios para la salud al reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas.
El maíz tiene perfiles únicos de nutrientes y fitoquímicos en comparación con otros granos integrales. Estos nutrientes y fitoquímicos incluyen vitaminas (A, B, E y K), minerales (Mg, P y K), ácidos fenólicos (ácido ferúlico, ácido cumárico y ácido siríngico), carotenoides y flavonoides (antocianinas) y nutrientes dietéticos (fibra).
Cada vez más evidencias científicas han demostrado que el consumo regular de maíz integral reduce el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y obesidad y mejora la salud digestiva. Se necesitan más estudios sobre compuestos bioactivos del maíz relacionados con la salud (Sheng, Li y Liu, 2018).
Varias revisiones (Xi y Liu, 2016; Ye, Chacko, Chou et al. 2012) y estudios epidemiológicos (Fung, Hu, Pereira et al. 2002; Montonen, Knekt, Jarvinen et al. 2003) han sugerido que el consumo de cereales integrales y productos derivados de cereales integrales se asocia con un riesgo reducido de diabetes tipo 2.
El magnesio dietético, la fibra y la vitamina E, que participan en el metabolismo de la insulina, se encuentran en los cereales integrales. El consumo regular de estas sustancias procedentes de cereales integrales puede ayudar a regular los niveles de insulina.
Además, los cereales integrales pueden ayudar a regular los niveles de insulina mediante los efectos beneficiosos de liberar la sensación de saciedad y reducir el índice de peso corporal.
El salvado de maíz puede tener beneficios a la hora de reducir el aumento de peso y la obesidad al proporcionar una sensación de saciedad.
Un estudio en torno a la respuesta de saciedad de muffins ricos en fibra (8,0 – 9,6 g de fibra) versus alimentos bajos en fibra (1,6 g de fibra) sugiere que los panecillos con almidón resistente y salvado de maíz tuvieron el mayor impacto en la saciedad (Willis, Eldridge, Beiselgel et al. 2009).
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