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microbiota

Microbiota, el conjunto de bacterias que viven en nuestro intestino

La microbiota es un conjunto de bacterias que viven en nuestra piel y en el aparato digestivo.

Estas bacterias se desarrollan en nuestro organismo desde el vientre materno, aunque el momento esencial de su formación se produce desde el momento del nacimiento.

La microbiota se desarrolla a lo largo de toda la vida. Por ello, su composición es diferente en cada etapa, desde la infancia y la adolescencia hasta la vida adulta.

Microbiota y organismo: una relación simbiótica

Existe una relación simbiótica entre la microbiota y el organismo. Esto significa que, mientras que el organismo permite el desarrollo de dichas bacterias (metafóricamente, les ofrece un lugar donde vivir), estas realizan funciones que protegen al organismo.

La microbiota realiza una doble función esencial: por un lado, nos protege frente a enfermedades y agentes patógenos; por otro, colabora en la metabolización de los alimentos que ingerimos.

Se compone de al menos 100 billones de bacterias que se localizan exclusivamente en el aparato digestivo, pero también se encuentra en la piel.

De hecho, la microbiota es considerada por la ciencia como un órgano más del cuerpo, aunque muy particular al ser adquirido.

Funciones

Protege de bacterias patógenas

Funciona como una barrera que nos protege de microorganismos patógenos, sustancias carcinógenas, metales tóxicos, químicos nocivos y partículas de polvo y suciedad, entre otros.

En la actualidad se acepta en el ámbito científico que la salud de nuestra microbiota, particularmente la asociada al tracto gastrointestinal, es decisiva en el estado de salud integral (SEIMC-Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, 2016).

La composición de esta comunidad de bacterias está influenciada por numerosos factores. Los más importantes son: la dieta, la edad y la ingesta de antibióticos.

Estrechamente relacionada con el sistema inmune

La relación entre la microbiota y el sistema inmune juega un papel esencial en el mantenimiento de la homeostasis metabólica (Medina Venegas y Sánchez García, 2016).

Asimismo, esta relación es determinante en el desarrollo de patologías como alergias, enfermedades intestinales y cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, diabetes y obesidad.

Papel clave en el proceso digestivo

La microbiota intestinal tiene un papel clave en el proceso digestivo y la regulación metabólica. Permite digerir algunos componentes que el organismo no puede metabolizar por sí mismo.

Por ejemplo, alimentos que generan ácidos grasos de cadena corta insaturados; estos son importantes antioxidantes que ayudan a equilibrar los niveles de colesterol y triglicéridos (Álvarez, Fernández Real, Guarner et al. 2021).

También regula el almacenamiento de lípidos, por lo que su papel en la obesidad y el síndrome metabólico está siendo objeto de investigación (Sonnenburg y Bäckhed, 2016).

Regula el metabolismo y el balance energético

Investigaciones recientes muestran que las bacterias que normalmente residen en el tracto intestinal afectan la extracción de nutrientes y que con ello regulan el balance energético (Mönckeberg y Corsini, 2011).

Las bacterias optimizan la digestión de los alimentos y para obtener de ellos un mayor rendimiento calórico.

Numerosas investigaciones sugieren que la composición de la flora intestinal influye en la regulación de la homeostasis energética (Ley, Peterson y Gordon, 2006), es decir, la capacidad de los organismos para mantener la estabilidad de las funciones internas del cuerpo.

La mayor eficacia de la extracción calórica de la dieta puede estar determinada por la composición microbiótica. Esto puede tener una gran influencia en el peso corporal.

Participa en la síntesis de vitaminas

La microbiota es capaz de generar nutrientes esenciales como las vitaminas (K, B12, biotina, ácido fólico y pantoténico) y algunos aminoácidos (Beltrán de Heredia, 2017).

Entre las vitaminas que se producen durante la digestión está la vitamina K, fundamental para el buen funcionamiento de la coagulación de la sangre y, además, relacionada con la salud ósea (López Albendea, 2022).

Regula la secreción de neurotransmisores intestinales

En los últimos años se ha puesto de relieve el papel bidireccional de la microbiota del tracto digestivo y del sistema nervioso central. Esto se conoce como el eje intestino-cerebro.

Aunque aún se requieren más investigaciones, este eje se postula como una posible base patógena para numerosos trastornos neurológicos como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson o la esclerosis múltiple (Gómez-Eguílaz, Ramón-Trapero, Pérez Martínez et al., 2019).

Modula la aparición de obesidad e insulinorresistencia

Numerosos trabajos relacionan a microbiota intestinal con el desarrollo de enfermedades de alta prevalencia como son la diabetes tipo 2 y la obesidad.

Actualmente, la dieta, los pro y prebióticos y otras nuevas técnicas como el trasplante de microbiota intestinal se postulan como herramientas útiles para modular la aparición de obesidad e insulinorresistencia (Muñoz-Garach, Diaz-Perdigones y Tinahones, 2016).

Alimentos que promueven un equilibrio en la microbiota intestinal

Algunos alimentos pueden ayudar a promover un equilibrio en la microbiota intestinal:

Yogur y otros alimentos fermentados

El yogur, el kéfir, el chucrut, el kimchi y otros alimentos fermentados contienen bacterias beneficiosas (probióticos) que pueden ayudar a equilibrar la microbiota intestinal.

Fibras solubles e insolubles

Las fibras son alimentos para las bacterias intestinales y ayudan a mantener un ambiente intestinal saludable. Las fuentes de fibra incluyen frutas, verduras, legumbres, granos enteros, nueces y semillas.

Prebióticos

Los prebióticos son sustancias que alimentan las bacterias beneficiosas en el intestino. Algunos alimentos ricos en prebióticos son los plátanos, las cebollas, el ajo, los espárragos, los puerros y los granos enteros.

Alimentos ricos en polifenoles

Los polifenoles son compuestos vegetales que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Los alimentos ricos en polifenoles incluyen bayas, manzanas, uvas, té verde, cacao y frutos secos.

Alimentos ricos en omega-3

Los ácidos grasos omega-3, que se encuentran en el pescado graso (como el salmón y el atún), las semillas de chía, las nueces y el aceite de linaza, tienen propiedades antiinflamatorias y pueden beneficiar a la microbiota intestinal.

Hierbas y especias

Muchas hierbas y especias, como el jengibre, la cúrcuma, el orégano y el tomillo, tienen propiedades antimicrobianas y pueden ayudar a mantener un equilibrio en la microbiota intestinal.

Agua

Mantenerse bien hidratado es importante para el funcionamiento adecuado del sistema digestivo y puede ayudar a mantener un ambiente adecuado para la microbiota intestinal.

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